Hola,
en primer lugar me presentaré, mi nombre es Juan, y voy a relataros
como conseguí tirarme a una chica de mi clase en los baños de la
biblioteca pública.
Tengo
20 años y soy un chico bastante normal, mido 1,80, moreno, delgado y
con el pelo corto. Salgo a correr una hora y realizo unas series de
flexiones diariamente, por lo que estoy en buena forma. Marta sin
embargo, es la típica chica que hay en todas las clases bastante
rellenita, no muy guapa pero bastante simpática. Se podría decir
que es la chica en la que no se fija nadie, pero que es amiga de
todos.
Cuando
esto pasó, nosotros eramos compañeros de clase desde hacia tres
años, pero hasta el último curso, apenas habíamos hablado. En este
último curso todas nuestras asignaturas coincidían, por lo que
empezamos a entablar una buena amistad, la verdad que nos fuimos
cogiendo cariño, nos lo pasábamos bien, hablábamos mucho hasta tal
punto, que incluso se podría haber llegado a parecer que entre
nosotros dos había algo más que amistad, pero nada más lejos de la
realidad.
Todo
empezó cuando llegaron los exámenes finales, teníamos una semana y
media para estudiar, pero en la sala de estudios era algo imposible.
Por lo que Marta y yo, a ambos nos cuesta mucho estudiar si no
tenemos a gente evitando que nos distraigamos, decidimos ir a la
biblioteca pública a preparar los exámenes, mañana y tarde, todos
los días.
Pasábamos
muchas horas juntos, y la verdad que no se cuando, ni como pero
empecé a mirarla con otros ojos, a fantasear con ella. No era una
chica atractiva, pero tenía unas tetas, cualquier tamaño que diga
se quedaría corto, eran enormes. Cada vez que estábamos juntos era
imposible concentrarme en estudiar, nunca habría salido con Marta,
no me atraía lo suficiente. Pero sinceramente la idea de follármela
sin ningún reparo cada vez ocupaba más tiempo mi pensamiento, por
mucho que quisiera, era imposible borrar esas ideas de mi cabeza. Y
lo peor que cada día me ponía más, cada día quería hacerle más
cosas, utilizarla para darme placer.
Como
si lo que fantaseaba con tirarme a Marta no fuera suficiente, la
biblioteca tenía los baños muy alejados de la zona de estudios y
apenas transitados, y ya que pasábamos ahí todo el día, encontraba
en los baños de la biblioteca el escenario ideal para cumplir muy
fantasía.
Yo
intuía que Marta sentía algo por mi, algo más que cariño pero no
sabía hasta que punto, y no sabia si seria capaz de cumplir mis
fantasías. Decidí que una buena manera de ver si estaría dispuesta
a satisfacer mis fantasías era empezar a darle muestras de cariño y
ver como reaccionaba.
Empece
dándole un abrazo algo más largo de lo habitual cuando cuando nos
despedíamos, notar esas enormes tetas pegadas a mi cuerpo hacían
cada vez más difícil controlar mis erecciones. Comencé a tocar sus
manos de manera “involuntaria” cada vez que me daba algo, un
libro, un bolígrafo, cualquier cosa. Marta me correspondía, no se
separaba de mi cuando nos abrazábamos a no ser que yo lo hiciera, me
sonreía cada vez que mi mano tocaba la suya, así que me decidí a
intentar satisfacer mi deseo.
Al
día siguiente, Marta apareció con su “look” de estudio, unos
leggins negros y una sudadera. Estuvimos estudiando toda la mañana,
una vez más Marta devolvía mis caricias, me sonreía y el hecho de
pensar que mi plan se podría llevar a cabo, estaba produciéndome
una erección importante, que a pesar de mis vaqueros empezaba a
apreciarse con bastante claridad. No me quedó más remedio que
relajarme y dejar que la cosa se relajara. Paramos una hora para
comer y descansar del estudio. Cuando volvimos a la biblioteca apenas
quedaba gente, Marta y yo nos sentamos en una de las mesas del final
y nos pusimos a estudiar.
Juraría
que apenas había pasado una hora cuando con una sonrisa me dijo que
iba al baño. Decidí que era mi oportunidad para cumplir mi
objetivo, así que la dejé irse. Una vez había abandonado la sala
de estudio cerré mis libros y salí tras ella. La puerta a través
de la cual se accedía a un pequeño pasillo en el que se encontraban
los baños de caballeros y señoras, se encontraba al final de un
largo pasillo cuyo origen era el hall principal de la biblioteca.
Comencé a recorrer ese pasillo, pensando en todo lo que le haría a
Marta, en como la iba a usar para satisfacer mis necesidades, pero a
la vez preocupado por sí alguien nos encontraba o ella se negaba.
Abrí la puerta que daba al pequeño pasillo de los baños y pude ver
como las puertas de ambos servicios se encontraban cerradas, entré y
cerré la puerta del pasillo.
Me
encontraba inmóvil, en medio de aquel pasillo, tratando de decidirme
a entrar en el baño de mujeres. Di un par de pasos hacia delante, y
justo cuando iba a abrir la puerta del baño de mujeres, la puerta se
abrió y salió una rubia con gafas, no me quedó otra opción que
hacerme el tonto y fingir que me había equivocado a pesar de estar
muriéndome de vergüenza. La chica entre risas abandono el pasillo,
miré hacia atrás y finalmente entré en el baño de señoras.
Dentro
del baño solo habían dos puertas, una abierta, de la cual supuse
que había salido la rubia de antes y la otra cerrada, donde se
encontraba Marta. Espere unos 30 segundos, y la puerta se abrió,
nada más verme su cara reflejaba un desconcierto absoluto, pero en
seguida mostró una sonrisa picarona, tras la cual avancé hacia ella
y empujándola hacia el baño del que había salido, cerré la puerta
tras nosotros y puse el pestillo.
La
mire a la cara, y al ver como se mordía el labio inferior decidí
que iba a utilizarla hasta cansarme, empecé a meterle mano, primero
por encima de la sudadera, tocando esas enormes tetas, mientras Marta
empezaba a besarme el cuello. Le quité la sudadera, y sin duda
alguna esas eran las tetas más grandes que había visto en mi vida,
Marta estaba un poco más rellena de lo que parecía, pero estaba
demasiado centrado en tocar tetas como para darle importancia. No
podía aguantar más, tenía que ver esas tetas en las que tanto
había fantaseado ya, así que le desabroche el sujetador y al verlas
creía que mi pene iba a reventar el pantalón. Sus dos tetas eran
enormes y blandas, tenía dos enormes pezones marrones, grandes y
redondos, que estaban empezando a endurecerse.
Desabroché
mi pantalón y baje mis boxers, mi pene, apunto de reventar salto
como un resorte. Baje la tapa del váter y me senté en este. Cuando
me quise dar cuenta Marta estaba de rodillas, delante mía. Agarró
mi pene y empezó a masturbarme, no llevaba mucho tiempo cuando le
agarre de la cabeza y la empuje contra mi falo, empezó a chuparlo, y
tengo que decirlo, parecía toda una experta. Mientras se lo
introducía en la boca y movía su lengua alrededor de mi glande
decidí centrarme en esas enormes tetas y en sus pezones, los cuales
estaban durísimos, cogí sus tetas con mis manos y empece a
moverlas, las apretaba y mientras tanto ella seguía metiendo y
sacando mi pene en su boca, trataba de meterselo todo pero no le
acababa de entrar, arriba y abajo, arriba y abajo mientras acariciaba
mis huevos. Mi compañera de clase era toda una zorra y yo iba a
disfrutar de ella.
Empecé
a pellizcar sus pezones, a apretarlos levemente, y acto seguido
empezó a incrementar la velocidad de su felación, por lo que empecé
a apretar sus pezones progresivamente, hasta que los apreté con
fuerza, algo que incrementó, todavía más, el ritmo de su mamada.
Dejé
de pellizcar sus pezones y con mis dos manos la cogí de la nuca
obligándola a tragarse todo mi pene, continué apretando su cabeza
hasta que finalmente la solté, ya que si no lo hacía, no iba a
aguantar mucho más sin correrme. Mientras Marta recobraba el aliento
le dije que se quitara los leggins, y no pude creerme lo que vi...
¡¡la muy guarra no llevaba bragas!! Su coño, el que estaba
bastante húmedo estaba totalmente rasurado, algo que me gustó
bastante. Empece a meterle los dedos, metí dos, pero estaba bastante
mojado, así que haciendo un poco de fuerza, le metí un tercer dedo
y empece a masturbarla, empecé despacio, haciéndola sufrir un poco,
no tardo mucho en coger mi pene y empezar a masturbarme, no tardé
mucho en incrementar la velocidad de mi manoseo, viendo como empezaba
a retorcerse, imaginé que no le quedaba mucho para correrse así que
le tape la boca con mi mano izquierda y con la derecha aumente el
ritmo a la máxima velocidad posible, tras lo cual, no tardo mucho en
empezar a retorcerse sentada sobre el váter, hasta que finalmente se
corrió.
Saqué
mi mano completamente pringada de flujo, la limpié un poco en la
sudadera de Marta y le indiqué que se levantara del váter. Marta,
delante mía, mirándome a la cara, se dió la vuelta y se puso
contra la pared.
Baje
mi mano hasta sus muslos y palpe como su coño seguía completamente
húmedo, así que no tarde en acercarla un hacia mi y comenzar a
restregar mi glande contra la entrada de su coño. Finalmente apreté
un poco y empecé a introducirle mi pene, despacio, pero no tardé en
empezar a incrementar el ritmo de mis embestidas. Marta hacia fuerza
contra la pared mientras que yo continuaba incrementando el ritmo de
mis embestidas al mismo tiempo que empecé a azotarle el enorme culo
que tenía. Tras cada embestida contra Marta y cada azote que le daba
en el culo esta gemía más y más, dejé de azotarla, dejando su
enorme culo completamente rojo, con las marcas de la palma de mi mano
y continué embistiéndola, esta vez con más fuerza, hasta que
empezó a gritar que se corría mientras se retorcía bruscamente.
Una
vez se corrió, la agarre de los hombros y continué follándola con
fuerza, entraba y salia de su coño empapado a una velocidad
frenética, Marta gemía y gemía y yo sabía que no iba a tardar en
correrme. Pero, ese culo, ese enorme culo, no podía desaprovechar mi
oportunidad, iba a darle por culo a la zorra de mi compañera. Saque
mi pene empapado del flujo vaginal de marta y lo apunte a la entrada
de su culo, cerradito. Marta intentaba zafarse, no quería que le
diera por detrás, pero yo iba a cumplir todos y cada uno de mis
deseos, le empape bien la entrada de su culo con el flujo que había
quedado impregnado en mi pene y empecé a empujar. Marta empezó a
quejarse, intentó zafarse, pero yo no podía permitirlo, así que de
un golpe la penetré completamente y empecé a embestirla. Los
quejidos de Marta pronto se transformaron en gemidos, la guarra de mi
compañera no hacia otra cosa que gemir mientras le daba por culo.
La
imagen que tenía ante mi no tenia desperdicio, me estaba follando un
culazo enorme y Marta estaba entregada a mi, deje de moverme y era
ella la que se movía, introduciendo y sacando mi pene de su culo a
toda velocidad. Dejándola hacer, empece a pegarle en el culo, como
disfrutaba, cada vez que le pegaba en el culo gemía más y más,
tuve que taparle la boca con la mano izquierda, mientras seguía
castigando su culo con mi mano derecha. Yo no iba a tardar mucho en
correrme, así que dejé de azotar el culo de Marta y agarrándola de
los hombros empece a penetrarla a toda velocidad. Me corro empezó a
gritar mientras continuaba castigando su culo a un ritmo frenético,
hasta que finalmente me corrí. Inundando con mi semen el culo de la
guarra de mi compañera.
Finalmente,
nos arreglamos, salimos del baño e hicimos como si nada hubiera
pasado. Fue algo que quedó entre nosotros, nadie se enteró. Y
aunque Marta no me atraía excesivamente, todavía pude disfrutar de
la guarra de mi compañera de clase en alguna que otra ocasión, pero
eso ya es otra historia.